Todos conocemos, aunque sea de oídas lo que es la meditación. Por si acaso, solo diré que la meditación es una práctica antiquísima relacionada con las culturas orientales y es muy utilizada en el budismo. Se ha comprobado que la práctica diaria de la meditación tiene efectos beneficiosos para el bienestar de quien lo practica.
Esto hace de Matthieu Ricard el hombre más feliz del mundo. Pero, si queremos aprovechar esos fantásticos efectos ¿Hay que hacerse budista? La respuesta es NO. En occidente se ha venido en llamar mindfulness a la práctica de la meditación una vez despojada de todas las connotaciones religiosas de que el budismo la ha venido imbuyendo a lo largo de siglos de práctica conjunta.
Es una de las técnicas que se emplean generalmente como complemento a la ACT, de la que ya he hablado en otras ocasiones, y que ayuda a aprender cómo lidiar con nuestros pensamientos y a no vernos tan afectados por ellos. El efecto del pensamiento sobre nuestro comportamiento está muy estudiado, incluso es una de las cosas que se intuyen desde fuera. Cuando estamos apenados o tristes por algún suceso o evento es frecuente que nuestros amigos, familiares y allegados nos recomienden: No pienses más en ello. Sin embargo, sabemos que es imposible no hacerlo. Ellis tenía una frase que se ha hecho famosa: No pienses en un elefante rosa, para demostrar que no es tan fácil controlar el pensamiento, como ya dije en el mito de la felicidad (el 4º mito).
Y ¿Cómo empiezo con el mindfullness? Fácil: practicando. Dejo aquí un ejercicio sencillo y potente que puede ser realizado por cualquier persona sin necesidad de supervisión externa. Está recomendado para todos. ¡Que aproveche!
