Cuando vemos una película o leemos una novela o un cuento, nos encantan los finales felices; «... y fueron felices por siempre jamás» es algo que hemos interiorizado desde que nos contaran cuentos en nuestra infancia. Nos gusta pensar que eso puede ser cierto. Pero ahí está la trampa. Russ Harris en su libro «la trampa de la felicidad» hace hincapié en estos hechos en el primer capítulo de su libro, donde desgrana los cuatro mitos sobre la felicidad que mantenemos en la cultura occidental.
Mito nº1: La felicidad es el estado natural del ser humano
Si nos atenemos a las estadísticas esto es fundamentalmente falso. Solo tengamos en cuenta el sufrimiento que podemos encontrar en el tercer mundo. Pero por no irnos tan lejos: tienes un 30% de probabilidades de sufrir una enfermedad mental a lo largo de tu vida. Uno de cada diez intentará suicidarse. Uno de cada cinco tendrá depresión. ¿Qué tal si añadimos otras fuentes de sufrimiento? Enfermedades físicas, soledad, divorcios, estrés laboral, disfunciones sexuales, violencia doméstica, bullying, baja autoestima...
Mito nº2: Si no eres feliz es que tienes algún defecto
La sociedad occidental asume que el sufrimiento psicológico es algo anormal. Los profesionales de la salud no hacen más que acrecentarlo cuando ponen etiquetas a esos sufrimientos, señalando el defecto con un nombre. Si algo tiene un nombre, especialmente si lleva la palabra «síndrome» y el resto es impronunciable, es que eres defectuoso. Y por supuesto, la etiqueta más terrible que puede uno interiorizar es la de «menos–válido» o minusválido.
Mito nº3: Para construir una vida mejor, tenemos que deshacernos de los pensamientos negativos
En una sociedad obsesionada con encontrar la felicidad se nos dice que abandonemos todos los pensamientos negativos y abracemos los positivos. A simple vista parece tener sentido, sin embargo no es así. No se puede construir una vida sin pensamientos negativos porque en esta vida todo suscita tanto pensamientos positivos como negativos. Todo tiene sus pros y sus contras, lo que quiere decir que no podemos eliminarlos de nuestra vida. Si nos fijamos sólo en los pros estaremos construyendo nuestra vida a medias, porque al cabo del tiempo aparecerán los contras y golpearán los cimientos de esa «vida nueva» para hundirla.
Mito nº4: Deberías ser capaz de controlar lo que piensas y lo que sientes
No es que no tengamos ningún control, es sólo que tenemos mucho menos del que muchos «expertos» dicen. Muchos de los programas de autoayuda se suscriben a este mito: el repetirte frases positivas, el identificar los sentimientos negativos para sustituirlos por otros positivos, el visualizar objetivos que quieres alcanzar. Como si llenar la cabeza de pensamientos positivos atrajera la felicidad.
Si lo has intentado alguna vez te habrás dado cuenta que puntualmente, en algún momento concreto, has tenido éxito alejando de tu mente algún pensamiento negativo: la culpa, la tristeza, el miedo, la inseguridad, la ira. Pero al poco ha vuelto, vuelven a aparecer, porque la mente no es un cajón donde puedas meter y sacar pensamientos a voluntad. Nuestros pensamientos cuando los «entierras» se comportan como las minas antipersona, explotan cuando paseas por encima sin advertirlos.