¿Nos entienden nuestros perros cuando les hablamos? Sería la pregunta básica que mueve este post. Y la respuesta no es simple. Quien tenga –o haya tenido– un perro te puede decir que su mascota parece entenderle perfectamente. Los que hemos interactuado con perros, tenemos la tendencia a hablarles y ellos parecen escuchar. De hecho, como no contestan pero sí prestan atención, hay gente que encuentra con ellos el desahogo de sus «problemillas» y les cuentan todo lo que hacen en el trabajo.
Recuerdo en la facultad cuando cursé la asignatura optativa de etología. No os voy a mentir, no lo hice sólo porque me gusten los animales, también porque era una optativa maría. Sin embargo, he seguido teniendo contacto con la etología después de todo. Recuerdo cuando una escuela de adiestramiento canino me pidió que les diera unas charlas sobre «etología y aprendizaje animal». Y estuve dos días hablándoles de cómo funcionan los perros a gente que se gana la vida haciendo de guía canino, con el miedo de «¿qué voy a poder enseñarles a éstos?». Y sin embargo muchos vinieron a felicitarme y a preguntarme más cosas.
Un tema que muchos desconocen es la capacidad de comprensión que tienen los perros sobre el lenguaje humano. E incluso que el periodo de adaptación de un animal a un nuevo entorno se ve agravado si el idioma cambia. Lo he visto en ese centro de adiestramiento canino cuando traían a un animal procedente de Francia o de Austria (por nombrar dos casos que recuerdo).
Un investigador canino, Stanley Coren, de la Universidad de British Columbia en Vancouver (Canadá), encontró que los perros pueden distinguir más de 160 palabras humanas. También que resuelven algunos problemas con unas habilidades mentales cercanas a un niño de dos años. Sin embargo, muchas veces medimos su inteligencia por su capacidad de obediencia–trabajo, especialmente los profesionales que se dedican a trabajar con estos animales.
Personalmente he tenido perros más inteligentes que esos pastores alemanes o malinois o labradores que suelen utilizar en esos centros. Sin embargo, su tendencia a tener criterio propio lo habría puntuado muy bajo en la escala.